En el libro Hechos de los Apóstoles se relatan los primeros pasos de la iglesia primitiva. Allí encontramos que sus integrantes vivían de forma comunitaria y compartían todo, absolutamente todo (Hechos 2:44-47). Posiblemente, este comportamiento haya surgido a partir de un contexto social, económico, político y religioso determinado, con una impronta otorgada por la reciente experiencia junto a Jesús y el posterior avivamiento del Espíritu Santo.
Desde aquel entonces hasta hoy transcurrieron unos 2000 años de historia, y la actual sociedad occidental se estructura y comporta de forma diferente. Predomina la fragmentación en familias e individuos insertos en una sociedad de consumo, viviendo y moviéndose con relativa independencia de las demás unidades sociales. Esto tiene consecuencias de todo tipo, muchas de ellas negativas y problemáticas, dentro de las cuales se encuentra el consumo excesivo de recursos energéticos y materiales. Retornar a una vida comunitaria es una alternativa que muchos contemplan, ya que no sólo podría brindar soluciones ambientales incrementando la acción de compartir recursos, sino que además traería beneficios adicionales relacionados al bienestar social. Pero ¿en qué medida hay que llevarla a cabo? ¿Con qué intensidad? ¿A qué escala? Depende de lo que estemos dispuestos a hacer.
Hoy podemos vivir comunitariamente en 1) una casa, 2) edificio/manzana/barrio, 3) ciudad/país. Veamos detalles y ejemplos.
1) Casa
Cualquier vivienda compartida entre varias personas y/o familias ya se convierte en una comunidad. Se puede practicar la producción y compra grupal de alimentos, el mantenimiento de una huerta y un compostador, el uso de lavarropas, heladera, auto y bicicletas, entre muchas otras cosas. Les dejo un ejemplo en Mar del Plata: casadelciruelo.wordpress.com
2) Edificio / manzana / barrio
En parte es similar al punto anterior, pero en una escala mayor y con la posibilidad de dividir el "trabajo" entre muchos más, colaborar e intercambiar: un muchacho resuelve un problema eléctrico en lo de una vecina, y ella le resuelve la cena con unas buenas porciones de guiso. Además, se pueden compartir objetos de uso poco frecuente: taladros, cortadoras de césped, etc. Ejemplo: Todmorden, en donde crecen sus propios vegetales por todo el pueblo (www.incredible-edible-todmorden.co.uk/home)
3) Ciudad / país
Se trata de la mayor escala, y lo determinante aquí son las distancias, por lo que internet, las redes sociales y las aplicaciones adquieren un rol fundamental para la interconexión (masiva) entre personas. Se destacan como novedad las acciones relacionadas a la movilidad y el alojamiento, compartiendo trayectos en vehículos e intercambiando casas temporalmente. La confianza y la reputación son clave. Ejemplo: compartiendo sillones para pasar la noche (www.couchsurfing.org) o un viaje en auto (vayamosjuntos.com.ar)
Para sumergirnos en este estilo de vida, hay ingredientes esenciales a considerar: tolerancia, paciencia, buena predisposición, apertura mental, confianza y empatía. Y hay que tener en cuenta que, especialmente en las escalas menores, se pondrán en juego dinámicas de grupo relacionadas con la convivencia, el liderazgo, las convicciones, las jerarquías, las opiniones y los pensamientos diferentes. Todo ello será fuente de conflictos y dificultades que habrá que sortear, para finalmente llegar a los beneficios, tanto grupales como personales. Uno de los principales es la reducción del impacto ambiental por compartir una gran cantidad de objetos que de otra forma deberían ser producidos para cada individuo.
Muchos de estos conceptos fueron englobados hace algunos años dentro del "consumo colaborativo" (http://www.youtube.com/watch?v=AQa3kUJPEko), el cual "...apunta a un consumo menos ególatra y, sobre todo, más eficiente. Nos hace ahorrar dinero y fomenta los lazos de comunidad y solidaridad. Favorece la sustentabilidad alargando el ciclo de vida de los productos y reduciendo los niveles de basura." (*) La idea es tener menos cosas y disfrutarlas más, y reemplazar el verbo "comprar" por los verbos "intercambiar”, “regalar” y “compartir”.
Conclusión
Lo ideal es practicar la vida en comunidad en todas las escalas posibles. Cada paso que damos en pos de una vida más compartida, en cualquiera de las escalas, es un paso más a favor del cuidado de este planeta, nuestro hogar. Por último, recuerden que la iglesia donde nos congreguemos, nuestro lugar de trabajo, el club y cualquier otro tipo de organización local son escalas intermedias totalmente válidas y útiles, en las que la ya existente red de contactos y un cierto grado básico de confianza deberían permitir los intercambios con mayor facilidad. ¿Empezamos?
(*) Increíblemente, lo extraje de un artículo de la revista Ohlalá (Gracias N. por pasármelo!)
Desde aquel entonces hasta hoy transcurrieron unos 2000 años de historia, y la actual sociedad occidental se estructura y comporta de forma diferente. Predomina la fragmentación en familias e individuos insertos en una sociedad de consumo, viviendo y moviéndose con relativa independencia de las demás unidades sociales. Esto tiene consecuencias de todo tipo, muchas de ellas negativas y problemáticas, dentro de las cuales se encuentra el consumo excesivo de recursos energéticos y materiales. Retornar a una vida comunitaria es una alternativa que muchos contemplan, ya que no sólo podría brindar soluciones ambientales incrementando la acción de compartir recursos, sino que además traería beneficios adicionales relacionados al bienestar social. Pero ¿en qué medida hay que llevarla a cabo? ¿Con qué intensidad? ¿A qué escala? Depende de lo que estemos dispuestos a hacer.
Hoy podemos vivir comunitariamente en 1) una casa, 2) edificio/manzana/barrio, 3) ciudad/país. Veamos detalles y ejemplos.
1) Casa
Cualquier vivienda compartida entre varias personas y/o familias ya se convierte en una comunidad. Se puede practicar la producción y compra grupal de alimentos, el mantenimiento de una huerta y un compostador, el uso de lavarropas, heladera, auto y bicicletas, entre muchas otras cosas. Les dejo un ejemplo en Mar del Plata: casadelciruelo.wordpress.com
2) Edificio / manzana / barrio
En parte es similar al punto anterior, pero en una escala mayor y con la posibilidad de dividir el "trabajo" entre muchos más, colaborar e intercambiar: un muchacho resuelve un problema eléctrico en lo de una vecina, y ella le resuelve la cena con unas buenas porciones de guiso. Además, se pueden compartir objetos de uso poco frecuente: taladros, cortadoras de césped, etc. Ejemplo: Todmorden, en donde crecen sus propios vegetales por todo el pueblo (www.incredible-edible-todmorden.co.uk/home)
3) Ciudad / país
Se trata de la mayor escala, y lo determinante aquí son las distancias, por lo que internet, las redes sociales y las aplicaciones adquieren un rol fundamental para la interconexión (masiva) entre personas. Se destacan como novedad las acciones relacionadas a la movilidad y el alojamiento, compartiendo trayectos en vehículos e intercambiando casas temporalmente. La confianza y la reputación son clave. Ejemplo: compartiendo sillones para pasar la noche (www.couchsurfing.org) o un viaje en auto (vayamosjuntos.com.ar)
Para sumergirnos en este estilo de vida, hay ingredientes esenciales a considerar: tolerancia, paciencia, buena predisposición, apertura mental, confianza y empatía. Y hay que tener en cuenta que, especialmente en las escalas menores, se pondrán en juego dinámicas de grupo relacionadas con la convivencia, el liderazgo, las convicciones, las jerarquías, las opiniones y los pensamientos diferentes. Todo ello será fuente de conflictos y dificultades que habrá que sortear, para finalmente llegar a los beneficios, tanto grupales como personales. Uno de los principales es la reducción del impacto ambiental por compartir una gran cantidad de objetos que de otra forma deberían ser producidos para cada individuo.
Muchos de estos conceptos fueron englobados hace algunos años dentro del "consumo colaborativo" (http://www.youtube.com/watch?v=AQa3kUJPEko), el cual "...apunta a un consumo menos ególatra y, sobre todo, más eficiente. Nos hace ahorrar dinero y fomenta los lazos de comunidad y solidaridad. Favorece la sustentabilidad alargando el ciclo de vida de los productos y reduciendo los niveles de basura." (*) La idea es tener menos cosas y disfrutarlas más, y reemplazar el verbo "comprar" por los verbos "intercambiar”, “regalar” y “compartir”.
Conclusión
Lo ideal es practicar la vida en comunidad en todas las escalas posibles. Cada paso que damos en pos de una vida más compartida, en cualquiera de las escalas, es un paso más a favor del cuidado de este planeta, nuestro hogar. Por último, recuerden que la iglesia donde nos congreguemos, nuestro lugar de trabajo, el club y cualquier otro tipo de organización local son escalas intermedias totalmente válidas y útiles, en las que la ya existente red de contactos y un cierto grado básico de confianza deberían permitir los intercambios con mayor facilidad. ¿Empezamos?
(*) Increíblemente, lo extraje de un artículo de la revista Ohlalá (Gracias N. por pasármelo!)
Que genial es esto, pero cuesta aplicarlo, nos aferramos mucho a las cosas materiales!
ResponderEliminarPablo.
muchas gracias
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