Hoy nos visita un querido viejo amigo, pasaje bíblico conocido si lo
hay, algunos hasta lo denominan el microevangelio y me atrevo a decir
que es el texto más memorizado por la iglesia. Sin más preámbulos, con
ustedes, ¡Juan 3:16! (APLAUSOS)
Si estás leyendo esto, y lo sabés de memoria, apartá tu vista de la pantalla y repetílo en voz alta, de lo contrario, ahí va: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16)
Hastá acá todo muy lindo, sin embargo, hay un pequeño problema, además de tener hoy con nosotros el versículo bíblico más famoso del mundo, tenemos, en mi humilde opinión, al más subinterpretado.
¿Por qué digo subinterpretado? Porque en realidad tiene un significado mucho más extenso, ya que lo que se traduce como “mundo” en Juan 3:16 es en realidad la palabra Kósmos, que significa “mundo en un sentido amplio, incluídos sus habitantes”, también puede entenderse como “el universo” o sencillamente, “todo lo creado por Dios”.
Entonces, Juan 3:16 debería leerse así: “Porque de tal manera amó Dios a toda su creación, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Interpretando el texto en este sentido, queda claro que la obra de Jesús fue fruto de un amor más vasto, que abarca mucho más que la humanidad. Porque con Cristo la redención y salvación llegan a toda la creación, no sólo a nosotros, aunque tengamos un papel destacado en la misma.
Sólo una postura antropocéntrica, centrada estrechamente en el ser humano, puede defender que la palabra Kosmos, en este contexto, hace referencia únicamente a la humanidad.
Pensemos, ¿Cómo cambiaría nuestra interpretación de la misión de la iglesia si reconoceríamos que la obra de Cristo se origina por el inmenso amor de Dios hacia toda su creación?
Como cristianos muchas veces estamos sumidos en una interpretación restringida del texto bíblico, que por un lado, acota nuestras responsabilidades como hijos de Dios, pero por el otro, limita el esplendor y la grandeza de su verdadera obra.
Saber que Dios hizo y ama a una flor, me compromete primeramente a no pisarla, pero además, me abre camino a la reflexión y contemplación de su hermosura, que en mí produce adoración hacia el Creador.
En fin, ¡Dios ama al Kosmos!
Si estás leyendo esto, y lo sabés de memoria, apartá tu vista de la pantalla y repetílo en voz alta, de lo contrario, ahí va: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16)
Hastá acá todo muy lindo, sin embargo, hay un pequeño problema, además de tener hoy con nosotros el versículo bíblico más famoso del mundo, tenemos, en mi humilde opinión, al más subinterpretado.
¿Por qué digo subinterpretado? Porque en realidad tiene un significado mucho más extenso, ya que lo que se traduce como “mundo” en Juan 3:16 es en realidad la palabra Kósmos, que significa “mundo en un sentido amplio, incluídos sus habitantes”, también puede entenderse como “el universo” o sencillamente, “todo lo creado por Dios”.
Entonces, Juan 3:16 debería leerse así: “Porque de tal manera amó Dios a toda su creación, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Interpretando el texto en este sentido, queda claro que la obra de Jesús fue fruto de un amor más vasto, que abarca mucho más que la humanidad. Porque con Cristo la redención y salvación llegan a toda la creación, no sólo a nosotros, aunque tengamos un papel destacado en la misma.
Sólo una postura antropocéntrica, centrada estrechamente en el ser humano, puede defender que la palabra Kosmos, en este contexto, hace referencia únicamente a la humanidad.
Pensemos, ¿Cómo cambiaría nuestra interpretación de la misión de la iglesia si reconoceríamos que la obra de Cristo se origina por el inmenso amor de Dios hacia toda su creación?
Como cristianos muchas veces estamos sumidos en una interpretación restringida del texto bíblico, que por un lado, acota nuestras responsabilidades como hijos de Dios, pero por el otro, limita el esplendor y la grandeza de su verdadera obra.
Saber que Dios hizo y ama a una flor, me compromete primeramente a no pisarla, pero además, me abre camino a la reflexión y contemplación de su hermosura, que en mí produce adoración hacia el Creador.
En fin, ¡Dios ama al Kosmos!
Recientemente llego al blog, me gusto como abordan los temas y la temática del blog, Felicitaciones.
ResponderEliminarWow en muy buena está interpretación y se entiende mejor, el poder saber cuál. Inmenso fue su amor hacia nosotros.
ResponderEliminarTengo una pregunta está interpretación de que versión es? O de que idioma es traducido? Bueno sólo eso pero los bendigo. Muchas gracias
Se refiere al texto original. El idioma es el griego.
Eliminarκόσμον - kósmos https://www.logosklogos.com/interlinear/NT/Jn/3/16 .... La respuesta llegó 4 años despues, pero llegó
EliminarMuy buena , ya lo había escuchado alguna parte
ResponderEliminarAmén!
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