Recuerdo una ocasión en la que mi esposa había estado colaborando en darle la merienda a unos chicos del barrio, la cuestión es que para esto habían utilizado vasos de los que la gente mal llama "descartables" (Las cosas descartables prácticamente no existen, nosotros las transformamos en descartables al descartarlas), y al terminar de utilizarlos los tiraron a todos al tacho de la basura. Mi esposa al ver esto los recuperó, los lavó bien y los secó dejándolos como nuevos, pero lo impactante de este asunto es que la persona que estaba a cargo de la organización del evento los volvió a tirar al tacho diciendo: "¡No hay que ser miserable!".
Es increíble darse cuenta como toda nuestra vida fuimos adoctrinados por los medios masivos de comunicación que desde niños nos inculcaron tan profundamente valores que hoy en día gobiernan nuestra existencia y condicionan todo nuestro comportamiento.
La verdad es que las bastas horas de entretenimiento que la tv me "regaló" tuvieron y aún tienen un alto costo en mi vida. ¿O piensan que salimos ilesos de ver nuestras más de 60 hs. de publicidad al mes?
Uno de los detonantes que me hizo pensar en esto fue que en estos días escuché a por lo menos dos amigos míos, que respeto, decir que:"Tener un auto es tener una vida mejor" ¿Será esto cierto? No lo creo.
Los medios masivos de comunicación en su afán de convertirnos en dóciles y dominables consumidores nos viven manipulando sutilmente, enseñándonos, por ejemplo, que el derroche es altruista, que el tirar lo que aún sirve porque se pasó de moda es ser moderno, que el preocuparse por detalles como:¿Adónde va mi basura? es de tontos y de personas que “Están al cuete”, que el usar los zapatos aún funcionales de mi abuelo es ser ridículo, que siempre es mejor lo nuevo y fútil que lo viejo y robusto, y demás.
La cultura nos enseña que hay que comprar, comprar y comprar sin importar de donde vienen las cosas ni donde van cuando no nos sirven más.
Hace unos pocos meses me casé y junto con mi esposa decidimos no recibir como regalo nada nuevo. Esa simple idea atentó de gran manera contra la cultura consumista ya que no hicimos ninguna lista de casamiento ni nada de eso sino que sólo recibíamos dinero o cosas usadas. Ante este planteo los generosos invitados que decidieron hacernos regalos actuaron de diversas maneras, algunos respetaron nuestra posición aunque no todos la comprendieron, otros nos regalaron cosas nuevas igualmente (Que aceptamos igual.) y hubo un grupo interesante de personas que indagaron la situación y al enfrentarse a tal dilema no nos regalaron nada, eso fue muy cómico y dejó bien en evidencia que quien se resiste a comprar y explora otras posibilidades no encaja en este sistema y sale perdiendo.
Por apostar a la reutilización, por resistir al derroche, por no tener como primer impulso el comprar y demás razones, muchas veces la gente ve al ecologista como un miserable.
Vivimos en una sociedad donde, contrariamente a lo que sucedía hace unos siglos atrás, es mal visto el que ahorra, reutiliza, economiza, inventa, ingenia y minimiza la utilización de recursos. Lo que antes eran virtudes ahora son defectos.
Aunque debo reconocer que, en cierta forma, su confusión de ecologista con miserable tiene razón de ser, ya que tanto el que se aventura en la magnífica vocación de cuidar generosamente la creación como el que se agarrota de sus posesiones miserablemente, ambos llegan, muchas veces, al mismo punto de comportamiento noble, pero por diferentes caminos.
Veamos algunos ejemplos:
Se podría concluir entonces que las personas miserables, con el fin de acopiar celosamente sus recursos, aunque en algunas cosas se comportan vilmente, en otras, evitan el derroche de manera tal que se convierten en ejemplares administradores y mayordomos de los dones de la creación.
No nos vendría mal ponernos a meditar un poco en la forma en que llevamos nuestro estilo de vida, recapacitando sobre el origen de nuestros valores y sus consecuencias, puliéndonos de toda esa suciedad que los medios masivos de comunicación nos vienen metiendo sistemáticamente en nuestras ingenuas cabezas.
Así que con todo esto..
¡Cuidemos nuestro planeta, seamos unos buenos miserables! :D
Es increíble darse cuenta como toda nuestra vida fuimos adoctrinados por los medios masivos de comunicación que desde niños nos inculcaron tan profundamente valores que hoy en día gobiernan nuestra existencia y condicionan todo nuestro comportamiento.
La verdad es que las bastas horas de entretenimiento que la tv me "regaló" tuvieron y aún tienen un alto costo en mi vida. ¿O piensan que salimos ilesos de ver nuestras más de 60 hs. de publicidad al mes?
Uno de los detonantes que me hizo pensar en esto fue que en estos días escuché a por lo menos dos amigos míos, que respeto, decir que:"Tener un auto es tener una vida mejor" ¿Será esto cierto? No lo creo.
Los medios masivos de comunicación en su afán de convertirnos en dóciles y dominables consumidores nos viven manipulando sutilmente, enseñándonos, por ejemplo, que el derroche es altruista, que el tirar lo que aún sirve porque se pasó de moda es ser moderno, que el preocuparse por detalles como:¿Adónde va mi basura? es de tontos y de personas que “Están al cuete”, que el usar los zapatos aún funcionales de mi abuelo es ser ridículo, que siempre es mejor lo nuevo y fútil que lo viejo y robusto, y demás.
La cultura nos enseña que hay que comprar, comprar y comprar sin importar de donde vienen las cosas ni donde van cuando no nos sirven más.
Hace unos pocos meses me casé y junto con mi esposa decidimos no recibir como regalo nada nuevo. Esa simple idea atentó de gran manera contra la cultura consumista ya que no hicimos ninguna lista de casamiento ni nada de eso sino que sólo recibíamos dinero o cosas usadas. Ante este planteo los generosos invitados que decidieron hacernos regalos actuaron de diversas maneras, algunos respetaron nuestra posición aunque no todos la comprendieron, otros nos regalaron cosas nuevas igualmente (Que aceptamos igual.) y hubo un grupo interesante de personas que indagaron la situación y al enfrentarse a tal dilema no nos regalaron nada, eso fue muy cómico y dejó bien en evidencia que quien se resiste a comprar y explora otras posibilidades no encaja en este sistema y sale perdiendo.
Por apostar a la reutilización, por resistir al derroche, por no tener como primer impulso el comprar y demás razones, muchas veces la gente ve al ecologista como un miserable.
Vivimos en una sociedad donde, contrariamente a lo que sucedía hace unos siglos atrás, es mal visto el que ahorra, reutiliza, economiza, inventa, ingenia y minimiza la utilización de recursos. Lo que antes eran virtudes ahora son defectos.
Aunque debo reconocer que, en cierta forma, su confusión de ecologista con miserable tiene razón de ser, ya que tanto el que se aventura en la magnífica vocación de cuidar generosamente la creación como el que se agarrota de sus posesiones miserablemente, ambos llegan, muchas veces, al mismo punto de comportamiento noble, pero por diferentes caminos.
Veamos algunos ejemplos:
- El miserable lava los vasos descartables, porque sino tiene que comprar otros la próxima vez, el ecologista no utiliza cosas descartables y si lo hace las lava y reutiliza hasta el fin.
- El miserable no deja una lámpara prendida en vano porque eso incrementaría su boleta de luz, el ecologista tampoco la deja, pero para no derrochar recursos energéticos.
- El miserable o compra gaseosas re truchas onda “Susurro Cola” o compra de marca reconocida pero en envase retornable porque le sale más barato, el ecologista en general no toma gaseosa, pero si lo hace utiliza envases retornables para no producir basura con los descartables.
- El miserable compra productos sueltos (Fideos, productos de limpieza, etc.) porque le salen más baratos, el ecologista igual pero lo hace para no producir basura con los envoltorios.
- El miserable no deja una gotera porque estaría gastando agua, el ecologista tampoco deja goteras, pero porque cuida el agua y entiende que es un recurso valiosísimo.
- EL miserable nunca tira comida, porque es plata tirada, el ecologista nunca tira comida porque no se puede dar tan grande lujo alguien que es consciente de que ahora mismo hay gente muriendo de hambre en este mundo por la mala administración de sus recursos.
- El miserable no compra electrodomésticos nuevos, arregla los viejos o compra usados porque es más económico, el ecologista utiliza electrodomésticos viejos o usados porque está librando la batalla contra la obsolescencia programada.
- El miserable no utiliza su auto innecesariamente para no gastar en combustible, el ecologista no usa vehículos motorizados, y si lo hace prioriza el sistema de transporte colectivo y sólo usa el auto cuando no hay otra opción porque entiende la contaminación que produce la combustión de combustibles fósiles.
- Y así podríamos seguir.
Se podría concluir entonces que las personas miserables, con el fin de acopiar celosamente sus recursos, aunque en algunas cosas se comportan vilmente, en otras, evitan el derroche de manera tal que se convierten en ejemplares administradores y mayordomos de los dones de la creación.
No nos vendría mal ponernos a meditar un poco en la forma en que llevamos nuestro estilo de vida, recapacitando sobre el origen de nuestros valores y sus consecuencias, puliéndonos de toda esa suciedad que los medios masivos de comunicación nos vienen metiendo sistemáticamente en nuestras ingenuas cabezas.
Así que con todo esto..
¡Cuidemos nuestro planeta, seamos unos buenos miserables! :D
que más puedo decir... Gloria a Dios por estas palabras, por esta actitud de vida!
ResponderEliminar¡Larga vida a los miserables! ;D
EliminarMagnifica comparacion entre el miserable y el ecologista!!! todo pasa por lo que hay en el corazon...como precisamos corregir nuestra semantica del alma ayudanos Señor Jesus! Gracias Pablo por compartir esto una vez mas! Abrazos
ResponderEliminarMe gustó el artículo! Me siento identificada. Hace un tiempo ya que empecé a tener una conciencia más ecológica. Por ejemplo, empecé a tirar la basura orgánica en el jardín y juntar cartones y papeles de mi casa y llevarlos a los contenedores naranjas. Me parece genial que se difunda esta forma de vivir la vida, cuidando y respetando lo que Dios nos dió, además de a nosotros mismos. Gracias!
ResponderEliminarbuenisimo.. y ... alta yanta tiene la plantita... cuando le quede chica que me avise.. :P
ResponderEliminarCreo que estoy en plena transición de miserable a ecologista! :S
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