Crecimiento económico. ¿Cuál es el límite?

Varios años atrás, si algún conocido adquiría un automóvil, mi reacción era positiva. Lo felicitaba y esperaba conocer el nuveo vehículo pronto. Además celebraba el rugir de un motor potente o el suave andar de un '0 km'. Pero vivo en la Ciudad de Buenos Aires, donde en los últimos años hubo un incremento sideral del parque automotor. Hoy ya no me alegro por un nuevo auto, sino que cierro los ojos y me tomo la cabeza, porque sé que pronto será parte de las demoras, accidentes y locuras de las calles porteñas.

Bajo los paradigmas económicos actuales, ¡qué mejor que tener alta producción y consumo de bienes como los automóviles! Son síntomas de crecimiento palpable que implican grandes flujos de dinero. Pero junto con los electrodomésticos y la tecnología personal, son bienes poco sustentables que inundan nuestra vida cotidiana.

Pensemos en un automóvil, una heladera y un computadora portátil. Pensemos en los materiales de los que están hechos, en su producción y su uso. En cada punto encontraremos alguna actividad económica vinculada, que probablemente le permita a un trabajador llevar un plato de comida a su casa, y a un empresario invertir dinero que traerá nuevos beneficios en el futuro. Pero al mismo tiempo, en cada punto veremos aspectos para nada amigables con el medio ambiente, desde la minería hasta la emisión de gases nocivos. Y como si eso fuera poco, aún falta considerar el destino de esos productos una vez que cumplen su función o finalizan su vida útil.

¿Hay un límite para nuestro crecimiento económico? Claro que lo hay, el límite es la Tierra misma. Sus recursos son finitos, no infinitos. Su depuración natural tiene un límite, llega a estados de saturación. Alguna vez escuché que los modelos económicos manejados hasta hace muy poco no consideraban al ambiente como una variable; era tan sólo una externalidad.

Desde los que estamos preocupados por la crisis ambiental de nuestro planeta, una de las respuestas es dejar de consumir este tipo de bienes, o comprar usados y reparar los averiados. Esta respuesta es muy limitada. Y la solución requiere un cambio de mentalidad tan grande que a veces parece inalcanzable. Pero el desafío es empezar a pensarla, creerla y vivirla. Toda nuestra realidad actual, con ciudades, asfalto, autos, tecnología, trabajo y consumo, fue creada por hombres y mujeres que marcharon en esa dirección. Los hombres y mujeres de hoy podemos y debemos corregirla.

Comentarios

  1. El cambio de mentalidad se viene si o si..

    Según las fuentes más optimistas, con el ritmo de crecimiento actual, queda petróleo y gas natural hasta el año 2035 y carbón queda hasta el año 2070, para compensar esto se deberían crear unas 5000 centrales nucleares más pero, sin nombrar el peligro de eso, el uranio necesario se agotaría en 6 años..

    El cambio de mentalidad se viene si o si, sólo espero que no sea tarde ya que hay quienes hablan de la fecha de no retorno..

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